A principios de diciembre de 2019, se identificó un brote de un nuevo virus llamado: coronavirus en la ciudad de Wuhan, China. Una gran familia de virus pueden causar enfermedades que van desde el resfriado común a otras más graves, como el "Síndrome respiratorio agudo severo" (SARS). Los coronavirus se transmiten entre animales y personas.
Los principales medios de comunicación, avivando el pánico por el brote, las reacciones gubernamentales cada vez más dramáticas, y los consejos para el público brindados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) una vez más, no han mencionado la seguridad y eficacia de las terapias naturales contra las enfermedades virales
Designado 2019-nCoV, el nuevo coronavirus fue declarado "Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional" por la OMS el 30 de enero de 2020. Según las regulaciones sanitarias internacionales adoptadas en el 2005, dicha declaración otorga a la OMS mayores poderes para coordinar una respuesta global.
El 3 de febrero, con China acusando a Estados Unidos de causar pánico y difundir el miedo por el brote, las acciones en el mercado bursátil chino de Shanghai sufrieron su mayor caída de los últimos cuatro años. Los analistas financieros comenzaron a aparecer en los medios de comunicación alegando que el virus podría provocar una desaceleración económica mundial.
El 17 de febrero, la OMS informó que había 71.429 casos confirmados del virus. La gran mayoría de estos (70.635) se encontraban en China, con un cómputo de 1772 fallecidos. Los restantes 794 casos provenían de otros 24 países y reportaron solamente tres casos de muerte.
¿Está justificado el pánico por coronavirus?
En realidad, muchas personas que contraen el nuevo coronavirus experimentarán solo síntomas leves, como fiebre, tos y problemas respiratorios. Muchos pueden estar mal y ni siquiera darse cuenta de que tienen el virus. Esto esencialmente hace que sea imposible saber con certeza cuántos casos del virus realmente hay. Con toda probabilidad, el número real de personas afectadas a nivel mundial podría ser significativamente mayor que el citado por la OMS.
A pesar de los titulares dramáticos en los principales medios de comunicación, la mayoría de las personas que contraen el virus pueden esperar una recuperación completa. Sin embargo, puede representar un riesgo para las personas mayores y las personas que padecen afecciones preexistentes, como diabetes, cáncer y problemas relacionados con el sistema inmune.
Mediante una comparación, los estimados de la Organización Mundial de la Salud reportan que las epidemias anuales de influenza, provocan un total global de hasta 5 millones de casos graves de enfermedad cada año, causando hasta 650.000 muertes.
A nivel nacional, los cálculos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos sugieren que entre el 1 de octubre de 2019 y el 25 de enero de 2020 computaron 26 millones de casos de influenza sólo en los Estados Unidos. Esto puede haber resultado en hasta 310.000 hospitalizaciones y aproximadamente unos 25.000 personas fallecidas.
Claramente, y por lo tanto, tanto en términos de número de casos como de las muertes resultantes, la magnitud de la amenaza que representa la gripe para la salud y la vida humana es mucho mayor que la que representa el nuevo coronavirus.
Formas naturales de protegerse de las enfermedades virales.
Es un hecho científico que todos los virus que han sido investigados pueden ser bloqueados por micronutrientes específicos. En particular, se sabe que la vitamina C disminuye o bloquea completamente la replicación de todos los virus a los que se aplica. Incluso en células infectadas crónicamente con VIH, se ha demostrado que la vitamina C reduce la replicación viral en más del 99 por ciento. También se sabe que todos los virus se propagan en el cuerpo utilizando enzimas conocidas como colagenasas. Dichas enzimas pueden bloquearse parcial o completamente por medio del aminoácido lisina. La efectividad de los micronutrientes para mejorar la función inmune ya forma parte de todos los libros de texto de Biología.
La investigación del Dr. Rath, ha demostrado que una combinación específica de micronutrientes puede apoyar y mejorar el sistema inmunológico. Además de la vitamina C, incluyen vitamina A, vitamina E, vitamina B6, vitamina B12, ácido fólico, hierro, magnesio y calcio.
¿Por qué la OMS no te dice esto?
Dada la existencia del conocimiento científico sobre las formas naturales seguras y efectivas para controlar las epidemias virales, debemos preguntarnos: ¿Por qué la OMS no comparte esta valiosa información con todas las personas a nivel mundial y salvar así millones de vidas?
La respuesta es simple: la OMS responde principalmente a los intereses de la industria farmacéutica y sus ingresos de un billón de dólares al año.
Cualquier persona que dude de esto, debe considerar el hecho de que las compañías farmacéuticas multinacionales y sus inversores ocupan un lugar destacado entre los donantes de la OMS. La Fundación del multimillonario Bill Gates es ahora el segundo mayor financiador de la OMS después del gobierno de los Estados Unidos. La Fundación Gates gasta miles de millones de dólares en investigación de fármacos. Es revelador que también está estrechamente involucrado con la industria farmacéutica en una iniciativa de investigación de mil millones de dólares para prepararse para futuras epidemias virales.
Al no compartir el conocimiento científico sobre formas naturales seguras y efectivas para controlar las epidemias virales, la OMS no ha cumplido con su pretendida misión de promover la salud, mantener el mundo seguro y servir a los vulnerables. En última instancia, por lo tanto, para lograr un mundo en el que todos los pueblos alcancen el nivel de salud más alto posible, la OMS tendrá que ser reemplazada por un nuevo sistema de salud a nivel mundial, basado en los enfoques de salud natural preventiva , haciendo que esta se convierta en un derecho humano.Este nuevo sistema de salud global verá la promoción de la educación en salud natural basada en la ciencia como una de sus tareas de mayor prioridad.
Texto traducido, el original de Paul Anthony Taylor se encuentra aquí