Aunque se ha avanzado en la intervención temprana ante el infarto de miocardio, este sigue provocando muchas muertes. Se dice que la aterosclerosis y el colesterol alto son sus principales causas, pero entonces: ¿por qué no se producen infartos de la nariz o del pie, y el peligro solo afecta a los vasos coronarios del corazón?
Un infarto de miocardio provoca la oclusión de las arterias coronarias, la interrupción del suministro de sangre al músculo y la muerte de las células del músculo cardíaco en la región afectada. La falta de oxígeno es la razón por la cual las células cambian al metabolismo anaeróbico de la glucosa. Esto conduce a una producción excesiva de, entre otros, ácido láctico, lo que daña aún más a las células del músculo cardíaco. Otros factores de riesgo de infarto de miocardio son la dieta, el estrés, el sobrepeso, la hipertensión, los estimulantes y la falta de ejercicio físico. La cardiopatía coronaria es una enfermedad en la que se forman placas ateroscleróticas en el interior de las arterias coronarias. Este proceso puede conducir a un ataque al corazón. Si estos depósitos se desarrollan en el interior de las arterias del cerebro (o sistema cerebrovascular), pueden acabar provocando accidentes cerebrovasculares.
El papel del colágeno
El corazón es uno de los órganos con mayor carga de trabajo mecánico, por lo que necesita más "combustible" y micronutrientes que el resto. Como nuestros vasos sanguíneos están construidos con una estructura de colágeno, su buen funcionamiento es especialmente importante para mantener la integridad de la barrera endotelial en las paredes de los vasos sanguíneos y para el funcionamiento óptimo del sistema circulatorio. Las fibras de colágeno tienen una función estabilizadora similar a la de las vigas de acero de un rascacielos. Cuanto más sano sea el colágeno estructural, mayor será la resistencia del organismo a las enfermedades. Sin embargo, a medida que envejecemos, el colágeno se produce a un ritmo menor y su ritmo de degradación aumenta. Por ello, es más importante que nunca apoyar al organismo en la síntesis eficiente de colágeno ya que el colágeno, y en general, el tejido conectivo, confieren estabilidad a todo el organismo. Su deficiencia puede afectar a muchas partes del cuerpo, como los huesos, el sistema nervioso, el corazón y los pulmones.
Deficiencia de vitamina C y aterosclerosis
El Dr. M. Rath descubrió que la aterosclerosis es el resultado de un proceso de regulación que compensa un sistema vascular gravemente comprometido por una carencia de micronutrientes, en particular de vitamina C. La vitamina C desempeña un papel importante en la síntesis del colágeno. En consecuencia, la deficiencia de vitamina C afecta negativamente a la producción y función del colágeno, lo que conduce al debilitamiento de las paredes arteriales y, en última instancia, al escorbuto (en la deficiencia completa de vitamina C).
Las dietas sin grasa, las carencias de vitaminas y otros micronutrientes son peligrosas para el corazón y el sistema circulatorio. La suplementación regular con dosis específicas de vitaminas, minerales, aminoácidos, oligoelementos y compuestos vegetales tiene un efecto positivo en la salud del corazón y del sistema circulatorio, al ser capaz de inhibir o incluso revertir el depósito de la placa aterosclerótica. Se trata, por tanto, de un enfoque totalmente distinto y, por suerte, en el que podemos intervenir.